Comerciante afirma que el TLC abre oportunidades
Empresario le encanta viajar y realizar reuniones para compartir con su familia y amigos.
Nota redactada por Tatiana Gutiérrez Wachong
Con una amplia experiencia en el campo del comercio, Samuel San, nos abrió las puertas de su casa para conocerlo y hablarnos un poco sobre su vida.
Siempre se dedicó a su restaurante y compartir con sus colaboradores, clientes y familia pero llegó el momento de cerrarlo.
Hace dos años, sufrió la dura pérdida del fallecimiento de su esposa e hizo un alto en el camino.
Empezó a sacar más tiempo para viajar y ante la pandemia conocer otros lugares turísticos de Costa Rica e informarse sobre otros, que quiere visitar en el exterior cuando termine la pandemia.
También, dedicarse a compartir más con sus hijos y su nieto y a reunirse con amigos.
“Las reuniones siempre han sido costumbre y ahora con la pandemia, lo hacemos con más precaución. Yo antes no salía mucho para visitar los lugares de Costa Rica, solo viajaba a Estados Unidos, Canadá y China y ahora me sumé a un grupo, en el que me siento bien, vamos a la playa y a la montaña y a mi edad no quiero quedarme encerrado en mi casa.
“Salimos a diferentes lugares y nos reunimos aquí, algunos traen comida, otros tocan un instrumento y todos nos divertimos mucho.
“No hay un tiempo límite, sino que nos juntamos, comemos y hablamos paja, es muy bonito para entretenernos y no perder el contacto”, destacó.
San quiere meterse a clases de violín para cumplir su sueño y sacar el tiempo para la caligrafía china y practicar lo que más le ha gustado hacer: cantar con karaoke.
Esa pasión por la música inició hace muchos años cuando tenía el restaurante, fue uno de los primeros en tener este equipo traído de China y así comenzó a cantar en inglés y en español.
“Un día, cuando quedaban pocos clientes, encendí el equipo y me puse a cantar y uno de los comensales me escuchó y no podía creer que fuera yo. Le preguntó a uno de los meseros: ¿ese chino es el que canta? y de ahí en adelante todos me pedían melodías”, recordó.
Ahora, su hija aunque lo hace muy bien, le regaló un curso para que perfeccione su vocalización y desarrolle más su talento innato.
El otro pasatiempo es la caligrafía china que lo considera como un arte muy específica y que requiere mucha práctica.
“Es algo muy especial, yo soy principiante, para escribir de esta forma es necesario practicar desde primaria. Se necesita una base muy sólida y comenzar a una pequeña edad a manejar el pincel y la pintura”, destacó.
El empresario con una amplia experiencia en el mercado chino, considera que ese país ofrece a los exportadores e importadores una gran oportunidad, pero que sin duda, hay muchísimo que aprender y mejorar las condiciones de competitividad.
Agregó que estos 10 años serán como la semilla para las grandes ventajas que generará al país tener como socio China.
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