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II Parte Entrevista a exembajadora de Costa Rica en la República Popular de China Patricia Rodríguez

Actualizado: 27 sept 2023

Costa Rica firmó desde hace más de cinco años el Memorando de Entendimiento sobre el proyecto de la Franja y la Ruta (o más conocido como la nueva Ruta de la Seda) que impulsa China, sin embargo, los beneficios todavía están en espera.


Nota redactada por Tatiana Gutiérrez Wa-chong



Con Alexander Mora. Al lago de Alex están los hermanos Liu Debing ( que ha venido a Costa Rica varias veces) y Liu Baocheng, muy famoso economista a quien la CGTN le consulta constantemente en temas económicos. También es profesor de esa universidad.



Comunidad China de Costa Rica entrevistó a Patricia Rodríguez, académica y exembajadora de Costa Rica en esa nación durante el último año de la administración de Luis Guillermo Solís y el primer año de la administración siguiente, para que nos diera su punto de vista sobre qué falta para darle más impulso.


La Franja y la Ruta fomenta la conectividad entre países y regiones, por ejemplo, mejor conectividad aérea, marítima, ferroviaria y multimodal. También incluye la conectividad digital, la cooperación en los ámbitos industrial, tecnológico y energético con base en la construcción de impresionantes proyectos de infraestructura.


-¿Cuál es el origen de esta iniciativa y cómo Costa Rica puede beneficiarse?


-“La Franja y la Ruta surgió de una mentalidad muy diferente a la que tenemos en Occidente porque es una idea confuciana.


Confucio decía que ningún individuo puede florecer si no florece primero su familia, ninguna familia puede florecer si no florece la ciudad, ninguna ciudad puede desarrollarse si no se desarrolla el país. De igual forma, ningún país florece si no lo hacen los países que lo rodean y ninguna región lo logra, si no lo hace el mundo entero. Este tipo de pensamiento forma parte del ADN cultural de China.


La cultura confuciana es eminentemente consensual, mientras que la Occidental es adversarial. Estados Unidos piensa, en consecuencia, que el proyecto ha de deberse a alguna pretensión colonialista o a un deseo de dominar al mundo.


En el año 2000, el Primer Ministro del presidente Jiang Zemin, Zhu Rongji, inició el proyecto conocido como “Proyecto de Desarrollo del Oeste”. Recordemos que esa zona estaba bastante atrasada y requería un fuerte impulso para su desarrollo. En cuestión de 18 años se observa un enorme crecimiento económico y eliminación de la pobreza en esa zona gracias al convencimiento de que, con la infraestructura necesaria, la gente se movilizaría para crear puntos de comercio, empleo y desarrollo. Como han afirmado los chinos “si quiere desarrollar una zona, haga una carretera”.


El proyecto implicaba la creación de vías de transporte multimodal y de las condiciones necesarias para que llegara la inversión extranjera. Con relación a esto último, decían: “Hay que crear nidos para traer a los pájaros.” A los chinos les encanta usar frases cortas basadas en su milenaria cultura para que la gente pueda entender mejor el tipo de políticas que se están realizando.


Dado el resultado del desarrollo del Oeste, el gobierno chino pensó que los países vecinos también podrían beneficiarse si el proyecto de construcción de infraestructura pudiera extenderse hasta los confines de Europa; y así nació el proyecto de la Franja y la Ruta. Este ha favorecido a los países de Asia Central alejados de los mares y vías de comunicación adecuados. Hoy día Kazakstán está exportando vía trenes rápidos hacia puertos chinos en el Pacífico, y luego por mar hasta Australia y se ha podido observar la intensificación del comercio regional hasta Madrid o Londres.



Reunión con Franklin Chang


-Y ¿qué pasa con América Latina? ¿Por qué les ha costado despegar?


Occidente no tiene el dinero suficiente para ayudar a América Latina en este crucial asunto. Sin embargo, el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB en inglés) creado en el 2015 por varios países occidentales y asiáticos, así como otros bancos chinos, sí poseen los recursos y están dispuestos a colocarlos en proyectos de infraestructura bajo el marco de la Franja y la Ruta en aquellos países que, de manera apropiada y oportuna, lo solicitan.


Pero América Latina está bajo la influencia de Estados Unidos y se ha podido observar cómo emisarios diplomáticos occidentales viajan de país a país con el fin de propalar pensamientos incorrectos sobre la iniciativa instándolos a abstenerse de participar. El exembajador de Chile en China, un reconocido académico de la Universidad de Boston, Jorge Heine, ha venido insistiendo en que América Latina debe asegurarse el derecho a participar de esa oportunidad que ofrece China.


Ante las acusaciones de que la Franja y la Ruta busca avasallar y controlar a los países mediante endeudamiento, tenemos evidencia que China ha liderado en el G20 la idea de condonar o adecuar las deudas a países que no tienen manera de honrarlas, Kirguistán reprogramó el pago de 1700 millones de dólares a China, Sri Lanka amplió una línea de crédito por 700 millones de dólares, redujo la tasa de interés y retrasó dos años el programa de pagos, recientemente Ecuador negoció con China la suspensión de $895 millones de dólares de su deuda, etc. Durante la pandemia, el comercio entre los países a lo largo de la Ruta de la Seda aumentó en un 3.6%, en contraposición a la tendencia mundial a su disminución y China se convirtió en el principal socio comercial de la UE y, en el mes de marzo de 2021, la Comisión Europea publicó las ofertas de acceso a mercados bajo el acuerdo.


-¿Por qué Brasil y Argentina le han sacado provecho a este proyecto y Costa Rica no?


Es un proyecto cuya efectividad ya fue probada en la China misma. Con infraestructura adecuada, los negocios proliferan y prosperan, y la competitividad internacional de las empresas aumenta. Por ejemplo, nuestros exportadores expresan que el puerto de Caldera está tan atrasado que están perdiendo competitividad frente a otros países como el vecino Panamá. El puerto de Tianjin había ofrecido ayuda para la realización en Latinoamérica, incluyendo a Costa Rica, de un buen puerto como lo hicieron en Cuba al desarrollar el puerto de Mariel, sin importar que estuviera en el Pacífico o en el Atlántico. En esa oportunidad, avisé del ofrecimiento en mis informes políticos, pero no hubo respuesta. Brasil y Argentina han sabido tener más autonomía para aceptar la cooperación china.



Impartiendo una clase sobre CR en el curso de

posgrado de Liu Baochen en la Universidad de

Negocios y Economía de Beijing


-¿Qué pasa con el tema de cooperación? ¿Qué otros sectores podrían verse beneficiados?


Cuando se crea infraestructura, los pequeños productores pueden sacar de una manera más barata sus productos a ciudades y puertos, lo que aumenta su competitividad internacional, beneficiándose también el empleo. ¿Cuánto dura un productor sacando a puerto sus productos con una mala carretera, transitando horas de horas gastando combustible y deteriorándose los medios de transporte? Si un productor pequeño puede contar con buenas carreteras, vías ferroviarias y puertos eficientes reduciendo considerablemente sus costos de transacción y logística, todo cambia. El gobierno podría sustituir paulatinamente el asistencialismo que no genera riqueza, por buenas oportunidades de negocios y empleo con inversión en infraestructura. Los recursos escasos deben utilizarse en lo que ofrece buenos rendimientos y dignifican a la población en su totalidad, como tecnologías verdes, educación, capacitación, salud, cuidados de guardería, tecnologías de punta, etc.


En Internet se pueden ver un sinnúmero de videos transitando en automóvil por las distintas ciudades y carreteras chinas mostrando la magnificencia de los logros alcanzados a lo largo de toda su geografía gracias a acertadas políticas de desarrollo, como la creación de infraestructura.



Foto con Ban Ki-Moon


Tenemos mucho que aprender de la gobernanza china y no precisamente de lo que nos vienen a decir ONGs occidentales “promotoras de la democracia”. Como dijo Francis Fukuyama, Estados Unidos no tiene nada que enseñarle a China en términos de buena gobernanza. Debemos conocer bien la cultura milenaria china si deseamos realmente obtener provecho del proyecto de la Ruta de la Seda”. Latinoamérica debe unirse en instar a Estados Unidos a unirse a China en la cooperación en el hemisferio en el tema de infraestructura. La Franja y la Ruta desde su concepción buscaba ayudar a los países en desarrollo con la cooperación en esos proyectos con los países desarrollados. De ese modo, el resultado sería ganancioso para todas las partes. Con esta forma conjunta de cooperación se evitaría también que, en el futuro, el “China bashing” condujera inevitablemente a la trampa en que cayeron Atenas y Esparta 2400 años antes de Cristo, conocida y recordada como “Trampa de Tucídides” con consecuencias desastrosas para la humanidad.




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